• Si estás viendo que un compañero o compañeros abusan de otro, tú debes actuar. Decir basta, no reírte, y ponerte del lado de la víctima, acudir a un adulto, es tu obligación. Tú puedes ayudar a que esto pare.
  • Aunque creas que el compañero que es objeto de burlas o acoso no sufre, eso no es cierto. Está sufriendo un daño que a veces es irreparable y tú puedes ser responsable aunque sólo sea como espectador. Si ejerces o consientes el maltrato, quizás estás consiguiendo alguien sea para siempre una persona infeliz.
  • Decirle a los adultos lo que sucede no es ser acusica. Ni ser cobarde. Eres más cobarde si no actúas. Cobardes son quienes actúan en grupo para hacer daño a otro compañero que está solo.
  • No son bromas. En las bromas nos reímos todos con todos. No todos de uno. Esa es la diferencia.
  • Haz que la víctima se lo cuente a sus padres o a otro adulto, a su profesor… Ofrécete para ir con él si eso le hace sentirse más seguro.
  • Si no se atreve, di que tú puedes hacerlo, y acude a pedir ayuda en su nombre. Si el colegio tiene un programa de informe de agresiones, como una línea de teléfono especial o un buzón, o un email, úsalo. Si no sabes que hacer dirígete a alguna asociación, a algún teléfono de ayuda a menores.
    No es “su problema”, no son peleas igualitarias, están abusando de una persona igual que tu, pero más débil o distinto…no te justifiques, no son “cosas entre nosotros”.
  • Recuerda que tú, con el silencio y la pasividad estás alentando a los agresores, ellos piensan que pueden ganar, y no es cierto.
  • La unión hace la fuerza. Involucra a todos los que puedas, amigos, profesores, a los padres. Pero cuéntalo, haz que los demás entiendan lo que está pasando, trata de que tus amigos te apoyen.
  • Ayuda al que lo necesite, y cuando tú necesites ayuda, alguien te ayudará.